La Organización Mundial de la Salud desaconseja el uso de los cigarrillos electrónicos y las principales sociedades científicas demandan que se regulen y se investigue sobre su eficacia y seguridad.
Los cigarrillos electrónicos, incluidos los que no liberan nicotina, emiten sustancias cancerígenas o que pueden presentar otros efectos adversos, algunos severos, incluso para quienes están alrededor de la persona que los utiliza.
Está demostrado que, incluso su uso a corto plazo produce cambios en los mecanismos de las vías aéreas similares a los del humo del tabaco.
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